UN APARTAMENTO DE 30 METROS BIEN RESUELTOS EN CUATRO CAMINOS

 Formas limpias y depuradas, una atmósfera cálida con detalles cuidados y muebles hechos a medida. Eso es lo que encontraremos en los siguientes 30 metros bien resueltos en este apartamento en Cuatro Caminos.

POR ALBA SOCORRO

La arquitecta Helena Martín aceptó el reto en cuanto lo avistó: un apartamento en Cuatro Caminos, en el centro de Madrid, con tan solo 30 metros cuadrados divididos por un muro de carga, con distribuciones condicionadas por bajantes y un presupuesto limitado. Pura fantasía arquitectónica. Además, resulta que la dueña invirtió en la propiedad para alquilarla, así que había que diseñar un espacio sin saber los gustos de su futuro inquilino. Pero a grandes problemas, soluciones con ingenio.

“En origen tenía un baño en otro nivel (estaba levantado completo sobre un escalón) con la puerta en la cocina, que era algo que teníamos claro que queríamos cambiar”, nos cuenta la arquitecta. Querían hacer una vivienda que no estuviese limitada en cuanto a su funcionalidad, intentando conseguir un dormitorio independiente de la cocina y una salita de estar.

Lo funcional de lo PEQUEÑO

Y sí, el prespuesto era limitado ya que, al fin y al cabo, la casa era una inversión que debía ser rentable. Pero tenían plena libertad tanto para distribuir el espacio como para decorarlo: consideraron que el espacio debía ser neutro y funcional donde primaran las formas y líneas depuradas, pero con detalles que consiguen una atmósfera cálida. “Nos planteamos que pudiese vivir una pareja joven que quizá a veces trabajaran en casa y querrían cierta intimidad, no un espacio completamente abierto en el que nunca tuvieses un momento a solas, así que para la distribución aprovechamos el muro para diseñar la habitación y un espacio de estar agradable compartido con una cocina y una mesa polivalente que valga como comedor o como zona de trabajo”.

En cuanto a la decoración y acabados, vistieron el fondo del escenario con un suelo laminado en roble claro mate, paredes lisas blancas, puertas con rodapiés rectos y lacados. Minimalista y fresco. La cocina, de melamina blanca, tiene un espejo entre muebles altos y bajos para aumentar la sensación de espacio. Para hacer un poco más especial el dormitorio, ya que apenas cabían muebles, “hicimos un cabecero con un papel pintado geométrico con textura de tela en toda la pared”, detallan desde el estudio.

Lo funcional de lo PEQUEÑO

La trama es bastante sencilla y dispuesta al alquiler, pero querían huir de ese efecto excesivamente simple, con los típicos muebles low cost en blanco, vistos hasta la saciedad. La solución fue combinar muebles neutros en cuanto a tonos, con toques de color en alfombras, sofá, sillas o detalles. El azul y el negro fueron los elegidos para el contraste, buscando texturas con los materiales (terciopelos, fibras como cannage, punto gordo en un pouf, metal…). Por su parte, el baño es muy sencillo, con un porcelánico de formato pequeño colocado en vertical: “Encargamos un mueble de baño a medida para aprovechar al máximo el espacio y conseguir almacenaje. Colocamos un espejo ovalado con marco metálico negro, y dos apliques de metal y cristal opal, para que quedase bastante decorado, ya que se veía de frente al abrir la puerta”.

En definitiva, entendieron el proyecto como algo divertido; con una reforma gratificante que se tradujo en la sonrisa de la dueña al pisar la construcción terminada y amueblada. Un antes y un después en toda regla. Al final, como dijo Charles Eames, “los detalles no son detalles, son lo que define el diseño”.



Fuente
https://www.revistaad.es/decoracion/casas-ad/articulos/apartamento-30-metros-bien-resueltos-cuatro-caminos/27140?fbclid=IwAR3h_o25sIoXV27Z9MGcZwiMGAArxDzJD1mow4JdpNh0S8JftYndIf-Hcso











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