Acciones que el sector inmobiliario debe implementar en ciudades densas tras el COVID-19



Durante esta pandemia, los medios de comunicación han relacionado la alta densidad de las ciudades con su vulnerabilidad ante el COVID-19. Fuera de contexto y sin suficiente información, este argumento puede crear ansiedad en el mercado inmobiliario y dejar a los desarrolladores inciertos respecto a cómo planear nuevos desarrollos o modificar los desarrollos existentes para que el mercado los identifique como seguros, resilientes a este tipo de crisis y, sobre todo, compatibles con las nuevas sensibilidades sociales que se consolidarán después de la pandemia.

La ciudad es el lugar de la pandemia, desde obras como ‘El Decamerón’, donde tres afortunados hombres y seis mujeres huyen de la peste negra de Florencia, para enclaustrarse en una villa en el campo de Fiesole, hasta óleos monumentales en museos alrededor del mundo, la pandemia elige y se representa en la ciudad. Aún en el siglo XXI, los medios de comunicación masiva siguen recreando esta redituable concepción, un ejemplo claro es la película “The Avengers” (2012) –en la que Nueva York sufre una invasión alienígena– que logró recaudar billón y medio de dólares, siendo la séptima película más vista en la historia del cine, y es lógico, ¿quién quiere ver a Godzilla aplastando a un solitario desierto?


En el plano histórico, desde el siglo XVIII, hasta la guerra fría, la ciudad y la tragedia van de la mano; una de las más fuertes representaciones es aquella de Michele Serre (pintor francoespañol 1658-1733), quien en 1721 pintó su obra Vue du Cours pendant la peste de 1720 [Vista del boulevard durante la peste de 1720], que plasma la ‘Gran peste de Marsella’ registrada como el último brote de peste bubónica en Francia (Fig. 1).

La imagen presenta, en un primer plano, carretas llevándose los cadáveres que se apilan por montones en la calle, personas vivas llorando por las muertas, e incluso un niño tratando de alimentarse del pecho del cadáver de su madre, todo mezclado con la aparente indiferencia de las clases altas, acompañadas por su escolta. En esta pintura, la ciudad es un personaje más, en segundo plano podemos ver un boulevard arbolado flanqueado por arquitectura palaciega que sirve de escenario para esta tragedia.




Fig. 1 Michele Serre, Vue du Cours pendant la peste de 1720

Es como si el mensaje fuese que la plaga no conoce distinción entre la calidad de la ciudad y su arquitectura. Durante la guerra fría, esta tradición seguía, en las páginas de una edición de la revista Life de 1950 —230 años después de las pinturas de Marsella— la propuesta de los urbanistas para
hacer una ciudad resiliente a la bomba atómica es extenderse en un gran territorio para que una explosión central dañara a la menor cantidad de población y la infraestructura siguiera funcionado por vías alternas. Pareciera que la única forma de sobrevivir la tragedia fuese diluir la ciudad.

Pero los historiadores pueden dar otra perspectiva si comparten la metodología de trabajar simultáneamente con el pasado, el presente y el futuro, al tiempo que diferencian entre ideas y percepciones de estos tres tiempos. Por ejemplo, la pandemia de la fiebre española mató entre 17 y 39 millones de personas en un momento donde el mundo tenía 1,800 millones. Esto es, más o menos un 1% de la población global.1

Para que esta pandemia fuese equiparable, el total de decesos debería de llegar hoy a los 75 millones. En un mundo inconmensurablemente más conectado, en la era del turismo masivo, a la fecha, lleva una milésima parte de ese total. Como se puede ver, la adecuada combinación de datos de diferentes tiempos da una perspectiva más informada que puede llevar a estados menos pesimistas e incluso más proactivos.




Entendiendo la movilidad urbana, como el movimiento de los habitantes, tanto dentro como fuera de las ciudades; resulta lógico pensar que es un factor (más que la densidad urbana) que influye en la propagación del virus.

El aeropuerto de Wuhan —primer ciudad afectada por el COVID19— transportó 25 millones de pasajeros en 2018. El 23 de enero, a menos de un mes del surgimiento del primer caso, el aeropuerto canceló todos sus vuelos. Esto nos da un atisbo del reconocimiento del estado ante la movilidad de la población como factor de dispersión del virus, independientemente de la densidad poblacional.

A través de herramientas tecnológicas y un historial de vuelos, o de movilidad de teléfonos celulares (detectando el movimiento a través de las conexiones a redes de datos), el New York Times pudo graficar la movilidad de las personas en Wuhan y determinar si el aislamiento ocurrió oportunamente o si huéspedes del virus ya habían salido de la línea de contención hacia diferentes ciudades.

Por Leonardo Díaz-Borioli, Director Creativo de Estudio 3.14

Este es un fragmento del artículo Acciones que el sector inmobiliario debe implementar en ciudades densas tras el COVID-19 de la edición 119 https://inmobiliare.com/inmobiliare-119/



Publicado hace 2 meses el 11 mayo, 2020Por Redacción INMOBILIARE
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